Música

Luis Prado: "Me supone cada vez más esfuerzo hacer una letra en español que no considere denunciable"

El Loco Club acoge el sábado la presentación de «La estafa de la vida adulta»

«Estoy en una edad en la que miro hacia atrás más de lo debido»

Voro Contreras

Voro Contreras

En las fotos promocionales de La estafa de la vida adulta (Osadía Ediciones), Luis Prado aparece ante un piano, un bajo Hoffner como el que usaba Paul McCartney, una partitura de Chopin y unos discos de la ELO, Supertramp o el Stevie Wonder setentero. Mucha declaración de principios musicales hay ahí. «Es todo un poco casual -asegura el músico valenciano-. Bueno, hay algún detalle, como lo de dejar un libro de Forges, que a mí siempre me ha flipado».

Siempre se habla de sus influencias musicales, pero diría que el humor forgiano también tiene bastante peso en su música. 

En mi casa ya había devoción por Forges y yo me acostumbré a leer cosas de él cuando todavía no les pillaba mucho la gracia. Es cierto que no sé si soy más fan de la música o del humor. De hecho, cuando yo conocí a Boli (bajista de Flauters y de Señor Mostaza, las anteriores bandas lideradas por Prado) nos hicimos amigos por Les Luthiers, que son la mezcla perfecta de música y humor.

¿Eran los raritos del instituto?

Esa fue la primera vez que sentí ser un poco raro. Pero bueno, hubo una época en el instituto en la que también era raro que te gustaran los Beatles. Pero sí, siempre he tenido muy presente ese tipo de humor y a lo mejor sí que se me cuelan en los discos más de lo que parece.

Hombre, usted tiene una vis cómica importante. Solo hay que acudir a sus conciertos para darse cuenta.

Bueno, digamos que el humor muchas veces es un mecanismo que uso ante cierto miedo escénico de tocar delante de la gente o incluso para decir cosas que no consigo decir de otro modo. Pero nunca ha habido un momento en el que yo dijera: voy a usar el humor.

¿Se toma muy en serio las letras de sus canciones?

Sí, sí, las letras para mí son un dolor de cabeza constante. La música me suele salir relativamente fácil y además en un periodo corto de tiempo. Casi siempre hay ideas musicales rondando por ahí. Pero el hacer una letra en español que no considere que sea denunciable o que no parezca hecha por una Inteligencia Artificial, me supone cada vez más un esfuerzo.

¿Usa la ironía de sus letras para que sus melodías pop no nos deslumbren tanto?

Pues sí. Es cierto que hay letras que si les quitases la música podrían ser muy depresivas. Mi primera intención es siempre la música. Lo que pasa es que una vez tengo la música, hay que darle contenido a eso. Y entonces, a veces funciona muy bien ese contraste y otras veces la música ya sale triste de por sí y es muy difícil abordar la letra de otra forma.

Muchas de la canciones apelan a una segunda persona. ¿Tiene forma humana definida?

Yo me uso mucho como blanco, la verdad. Si digo «has vuelto a equivocarte», me es fácil recordar muchos momentos en los que siento que he metido la pata. Pero luego puedo jugar, ficcionar por un lado y por otro pensar en alguien que no soy yo. Al final, casi siempre, acabo hablando de situaciones y de sentimientos por los que creo que pasa muchísima gente.

He leído que «Deja de intentarlo» está inspirada en un personaje real. En concreto, en Pablo Casado.

No solo se refiere a ese aspecto en concreto, pero cuando ocurrió aquello de su dimisión acabé la letra rapidísimo. Ese momento me parece uno de los más alucinantes de los últimos años. Y mira que hay momentos alucinantes en la política española.

Lo de los cinco días de reflexión Pedro Sánchez tampoco ha estado mal.

Sí, sí, también. Pero lo de Casado fue un poco más trágico.

¿Cómo fue de traumático para usted darse cuenta de que «madurar es ir aceptando que tus sueños se van alejando»?

Puede que tampoco piense al 100% eso, pero algo hay. Asumo que estamos en una edad, al menos yo, en la que miramos más de lo debido hacia atrás, con cierta nostalgia.

El problema de nuestra generación es que hemos tenido expectativas. Quizá las siguientes no tengan ese problema porque ya vienen sin expectativas de serie.

Pues igual sí. Le preguntaré a mi hijo, que tiene 18 años, a ver cómo lo ve él. Somos una generación que creció en los 80, cuando parecía que todo iba sobre ruedas y todo era buena idea. Cuando eres joven siempre piensas que ‘cuando sea mayor y ya tenga una casa…’. Y bueno, pues al final igual no tienes una casa o ni siquiera vas progresando económicamente o, como mucho, mantienes el estatus que tienes.

Dice el sello que este disco es la culminación de una trilogía «ligeramente desencantada». ¿Se ha propuesto hacer ahora una trilogía ligeramente encantada o incluso rendirse al optimismo?

Cada vez que hago un disco lo primero que pienso es que los anteriores eran mejores y que no se si voy a hacer otro disco más porque me parece muy complicado seguir haciendo canciones, cada vez me parece más difícil. Pero no sé, si resulta que dentro de un tiempo si reúno una colección de canciones pues igual lo que tengo que hacer es una precuela o si no, si es continuista pues diré que es una tetralogía.

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