Sánchez carga contra las leyes de concordia: "Atacan a la democracia"

El presidente del Gobierno mantiene en Alicante, en los actos por el Día del Exilio, su ofensiva en contra del proyecto de PP y Vox y anuncia que recurrirá a todos los medios del Estado de derecho para proteger la memoria democrática

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ayer en el acto institucional por el Día del Exilio, en Alicante. | RAFA ARJONES

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ayer en el acto institucional por el Día del Exilio, en Alicante. | RAFA ARJONES / Borja Campoy. Alicante

Borja Campoy.

«El dolor no prescribe, la memoria es obligación». Este es uno de los mensajes que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, lanzó este miércoles en Alicante, donde participó en el acto institucional por el Día del Exilio que se celebró en Casa Mediterráneo. La cita en recuerdo y homenaje de los hombres y mujeres que sufrieron el exilio por la guerra civil y la dictadura franquista puso el foco en los 85 años de la partida del buque inglés Stanbrook desde el puerto alicantino, a escasos metros de donde tuvo lugar el encuentro, en dirección a Orán. El socialista mantuvo, tanto con su presencia en el acto como con su discurso, su ofensiva contra las llamadas leyes de concordia que están impulsando el PP y Vox en las autonomías en las que gobiernas, como son los casos de la Comunidad Valenciana, Castilla y León y Aragón.

«Las leyes impulsadas por dos partidos de nuestro arco parlamentario son un ataque a la democracia y la dignidad de las personas», «no se puede llamar concordia, es revisionismo histórico» o «equiparar a víctimas y verdugos es lo contrario a la memoria» fueron otros de los mensajes que Sánchez lanzó en su intervención, recogidos con aplausos por los asistentes, buena parte de ellos descendientes de los exiliados que se vieron obligados a abandonar España por la contienda bélica. El presidente se dio un baño de masas entre los suyos apenas un par de semanas después de tomarse unos días para reflexionar sobre su continuidad al frente del Gobierno, en un intento de alertar contra los bulos e insidias que se lanzan desde la ultraderecha y de poner freno a la que ha denominado como «máquina del fango». El socialista anunció que recurrirá a todos los medios que brinda el Estado de derecho para proteger «la memoria democrática y la dignidad de las víctimas del franquismo» y subrayó que «defender la memoria es una obligación de los compromisos internacionales asumidos por la democracia española».

Sánchez estuvo acompañado por dos de sus ministros, el de Política Territorial y Memoria Democrática, Ángel Víctor Torres, y la de Ciencia, Innovación y Universidades, la también secretaria general del PSPV, Diana Morant. El director de Casa Mediterráneo, Andrés Perelló, fue el anfitrión de un acto que contó con una notable representación de socialistas de la provincia y la Comunidad Valenciana, como los cuatro diputados alicantinos en el Congreso, Alejandro Soler, Patricia Blanquer, Lázaro Azorín y Araceli Poblador; la delegada del Gobierno, Pilar Bernabé; el síndic en las Cortes, José Muñoz; o el histórico dirigente Ángel Franco. Por su parte, la presencia del PP se limitó a los diputados autonómicos Javier Gutiérrez y Marisa Gayo, mientras que no hubo rastro del equipo de gobierno municipal de Alicante.

Debates

Entre las acusaciones que Sánchez lanzó a la derecha apareció la de no haber superado algunos debates, en torno al alzamiento de militantes y políticos «que tuvieron las manos manchadas de sangre» o el de llamar dictadura al franquismo. «Es un ataque al derecho internacional. Así hay que llamarlo, y también es un atentado contra nuestra democracia y frente a la dignidad de las víctimas», continuó el presidente, para quien «jamás debe utilizarse la historia como táctica política». En este sentido, añadió que uno de los relatores de la ONU que han analizado ñas normas del PP y Vox ve que «hay que ser mala persona para no atender al reclamo de las víctimas».

Las palabras de Sánchez se produjeron después de la entrega de 29 diplomas de reconocimiento y reparación a exiliados en el norte de África, a quienes el presidente les enfatizó que el dolor que sufren los parientes «de los exiliados y exiliadas, de los desaparecidos, las desparecidas, los represaliados, no prescribe nunca».

«Las palabras no cambian de signo, per se tergiversa su trayectoria y también su significado, así como se tergiversan las palabras de los poetas o de los intelectuales que murieron víctimas del fascismo», continuó el líder socialista. El jefe del Ejecutivo puso en valor el «deber de recordar» a las víctimas y los exiliados, como los del Stanbook, en el que se salvaron más de 2.500 personas, en lo que fue calificado por el propio Sánchez como un gesto «heroico, humanitario y solidario».