La justicia salva las campanas de la Seu de Gandia

Una sentencia avala la postura del Ayuntamiento de Gandia, que rechazó la petición de dos vecinos para silenciar el toque de forma permanente

Ante las quejas, el consistorio accedió a rebajar la intensidad y a que no sonaran durante la noche

La sentencia llega justo cuando las campanas no suenan por las obras de restauración que durarán más de un año

La Colegiata de Gandia, con el campanario en la parte posterior

La Colegiata de Gandia, con el campanario en la parte posterior / Josep Lluís Rufat

Sergi Sapena

Las campanas de la iglesia de la Asunción de Santa María de Gandia, más conocida por la Colegiata o la Seu, podrán seguir sonando con normalidad cuando finalicen las obras de restauración del campanario, que se están ejecutando en este momento.

El Juzgado de lo Contencioso Administrativo número 5 de València así lo ha decidido en una sentencia a la que ha tenido acceso este periódico suscitada por la demanda que interpusieron dos personas de Gandia que viven a unos 100 metros de la que es la primera iglesia de Gandia, en plena plaza Major y a un paso del edificio consistorial.

El recurso judicial pretendía anular una resolución del ayuntamiento, del mes de junio del año pasado, que desestimaba la solicitud de los dos recurrentes por entender, entre otros argumentos, que las campanas forman parte de la tradición, que en realidad los demandantes pretenden el cese de la actividad religiosa en dicho templo y que en este proceso se ha ido contra el ayuntamiento y no contra la Iglesia, que es la titular del campanario.

Aun así, la pareja de vecinos de Gandia pudo demostrar que, pese a la distancia a la que se encuentran de las campanas, su sonido penetra en la vivienda con niveles algo superiores al máximo permitido, pero no es menos cierto que ante esa realidad el ayuntamiento trató de paliar la situación y adoptó dos medidas que se seguirán manteniendo en el futuro. La primera fue llevar a cabo una aminoración de la potencia del golpe que se da a las campanas, lo que se tradujo en una rebaja del nivel sonoro y, más importante aún, en silenciar esos elementos entre las 10 de la noche y las 8 de la mañana, de manera que no molesten en horario nocturno.

Ambas actuaciones no satisfacieron a los demandantes, que anunciaron el recurso judicial que ha derivado en esta sentencia denegatoria a sus peticiones y favorable al Ayuntamiento de Gandia y, muy directamente, a la propia Colegiata.

Medidas muy habituales

Rebajar la intensidad del toque de campanas y silenciarlas durante la noche para que no molesten en horas habituales de sueño y descanso se ha convertido en algo habitual frente a las quejas de vecinos por el tañido de estos singulares elementos. Sin ir más lejos, en Gandia ya se tuvo que aplicar esta misma medida en la iglesia de Cristo Rey, situada en la confluencia de la avenida de la República Argentina y la calle del 9 d’Octubre, como también ha pasado en muchas localidades de la comarca.

Esa «tradición secular» se convirtió también en un argumento de defensa del Ayuntamiento de Gandia en este proceso judicial. Así, el consistorio presentó un informe en el que se remontó al siglo XV. Según los relatos históricos, al menos desde aquellos tiempos las campanas de la Colegiata anuncian los actos, festividades y otras ceremonias religiosas. En ese relato, el ayuntamiento llega a la conclusión de que antes fue el campanario, y el toque de las campanas, que la vivienda en la que estas personas residen, de manera que no se puede argumentar desconocimiento de causa o sorpresa por el ruido que generan.

Además, en su opinión el toque de las campanas es un ruido «que no supone un daño prolongado ni insoportable», como lo demuestra el hecho de que viene siendo asumido con naturalidad por los ciudadanos de Gandia «desde tiempos inmemoriales».

La sentencia, que es recurrible, se ha producido justo en un momento en que no suenan las campanas. Habrá que esperar más de un año para que acaben las obras de restauración del campanario para que ese toque, sin duda tradicional, vuelva a resonar en la trama urbana de Gandia y, especialmente, en el centro de la ciudad.