Lo mejor y lo peor de vivir en... Russafa

Comenzamos una serie de artículos en la que vecinos de los diferentes barrios de València ponen el foco en lo bueno y en lo no tan bueno de vivir en su zona

El Mercat de Russafa imprime mucho sabor de barrio

El Mercat de Russafa imprime mucho sabor de barrio / Levante-EMV

Marina Falcó

Marina Falcó

Hace apenas un año nos lo recordaba la prestigiosa revista Forbes: València es la mejor ciudad del mundo para vivir. Nos hizo memoria porque, siendo honestos, quienes residimos en la capital sabemos que nuestra ciudad ofrece una buena calidad de vida.

Por supuesto que hay aspectos mejorables, pero como en todas partes. Los elevadídismos precios de la vivienda son un mal que azota a todos los distritos valencianos, así que es un punto negativo que afecta a prácticamente el total de los vecindarios. Pero, por supuesto, hay barrios donde esta cuestión es prácticamente insostenible. Este es el caso del barrio con el que inauguramos la serie "Lo mejor y lo peor de vivir en...". Comenzamos con Russafa.

Lo mejor de vivir en Russafa

Muchos son los aspectos positivos de vivir en el barrio de moda de València, pero Amparo, residente en la zona, nos destaca tres de ellos.

  • Numerosas opciones de ocio: no hace falta salir de tu calle para encontrar restaurantes, bares e incluso una oferta cultural interesante de la mano de librerías y salas de teatro.
  • Esencia de barrio: pese a la tremenda gentrificación de Russafa, esta mantiene el espíritu de barrio que le otorgan principalmente los comercios tradicionales. "Tenemos zapatero, tapicero, mercadillo los lunes y el Mercat de Russafa nos permite tener muchas más variedad a la hora de llenar la despensa...", enumera Amparo.
  • Abierto a los derechos de los colectivos: a nadie se le escapa que Russafa es un vecindario donde los derechos a los diferentes colectivos se respetan y respaldan, sobre todo los relacionados los LGTBIQ+. La proliferación de locales nocturnos de ambiente gay en los últimos tiempos son solo una muestra de ello.
Aparcar en Russafa sigue siendo una misión complicada

Aparcar en Russafa sigue siendo una misión complicada / Francisco Calabuig

Lo peor de vivir en Russafa

  • Ruidos y excesos nocturnos: el primer aspecto negativo que destaca esta vecina es consecuencia directa del primero positivo. Y es que tener el ocio en la puerta de al lado conlleva aguantar su correspondiente jaleo. Si las noches de los fines de semana son complicadas, en fiestas como Fallas el ambiente se torna prácticamente insoportable.
Divertido pero escandaloso: vivir las Fallas en Russafa es otro nivel

Divertido pero escandaloso: vivir las Fallas en Russafa es otro nivel / Miguel Angel Montesinos

  • Los precios de la vivienda: sí, el coste de los pisos en València y su área metropolitana está intocable, pero lo de Russafa es escandaloso. No en vano, está entre los más caros de la Comunitat Valenciana y es el segundo de la ciudad en precios altos solo por detrás de la zona de la avenida de Francia.
  • Movilidad en general: el aparcamiento es otro de los temas espinosos de residir en Russafa. Si bien es cierto que la implantación de la zona naranja ha descongestionado la zona, estacionar en las calles del barrio sigue siendo una pesadilla. Los vecinos continúan encontrando unas calles repletas de coches donde a duras penas pueden dejar el suyo. Prescindir del vehículo puede ser una opción, sin embargo, la frecuencia de paso de los autobuses de la EMT y lo largo de los trayectos provocan que trasladarse desde Russafa a otros barrios de València llegue a costar hasta 45 minutos. Las vías de tren de la Estación del Norte también dejan al barrio un tanto "arrinconado". Cruzar el túnel (convertido en ratonera) de Germanies es el camino más corto para llegar a La Raiosa y para desplazarte a Malilla "tienes que dar una buena vuelta".

Estos son solo algunos de los aspectos positivos y negativos de vivir en uno de los barrios con más solera de la ciudad, pero seguro que a los vecinos de Russafa se les ocurren muchos otros ¿nos cuentas cuáles son?